Renoir evoca lo alegre, brillante y reconfortante de la vida. Y en un día cálido y hermoso, la intrépida Igu@na quiere hacerse pasar por una de las dos hermanas que pasan la tarde en un jardín de Chatou, donde el artista pasó gran parte de la primavera de 1881. Como en realidad no eran hermanas, no le importó demasiado suplantar a la mayor. Inmersa en una yuxtaposición entre figuras sólidas y un paisaje de fantasía, sostiene esa canasta de costura que evoca una paleta con los pigmentos brillantes y puros con los que Renoir jugó en el resto de la pintura.
Cuenta la leyenda, que una bella niña, dotada de gran habilidad, tejía maravillosas randas y blondas. La niña era orgullosa y engreída, y el cielo la castigó transformándola en iguana. Solo sus hábiles manos se salvaron de la transformación, quedando así el reptil con manos casi humanas y una cola cubierta con los anillos y abalorios que adornaban a la niña, a los que se atribuyen propiedades mágicas. Las iguanas son inteligentes, tienen gran memoria, y cada una es especial. Y así, esta igu@nartista recorre el mundo del arte, metiéndose en los cuadros de los grandes maestros como okupa de su espacio y mostrando al mundo su lado hermoso y creativo.
Dos hermanas en la terraza.
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Renoir evoca lo alegre, brillante y reconfortante de la vida. Y en un día cálido y hermoso, la intrépida Igu@na quiere hacerse pasar por una de las dos hermanas que pasan la tarde en un jardín de Chatou, donde el artista pasó gran parte de la primavera de 1881. Como en realidad no eran hermanas, no le importó demasiado suplantar a la mayor. Inmersa en una yuxtaposición entre figuras sólidas y un paisaje de fantasía, sostiene esa canasta de costura que evoca una paleta con los pigmentos brillantes y puros con los que Renoir jugó en el resto de la pintura.
Cuenta la leyenda, que una bella niña, dotada de gran habilidad, tejía maravillosas randas y blondas. La niña era orgullosa y engreída, y el cielo la castigó transformándola en iguana. Solo sus hábiles manos se salvaron de la transformación, quedando así el reptil con manos casi humanas y una cola cubierta con los anillos y abalorios que adornaban a la niña, a los que se atribuyen propiedades mágicas. Las iguanas son inteligentes, tienen gran memoria, y cada una es especial. Y así, esta igu@nartista recorre el mundo del arte, metiéndose en los cuadros de los grandes maestros como okupa de su espacio y mostrando al mundo su lado hermoso y creativo.